Aquí estamos todos para cantarte tu canción
estamos apiñados como balas de cañón
y es que no hay quien pueda con esta afición
y aunque último estuvieras siempre te ven campeón.
Beeeeeetis, Beeeeeetis,Beeeeeetis.
Ahora Betis, ahora, no dejes de atacar
ahora Betis, ahora porque el gol ya va a llegar.
Beeeeeetis, Beeeeeetis, Beeeeeetis
Hay una leyenda que recorre el mundo entero,
verde y blanco sus colores,
blanco y verde es el sendero,
luz en la mañana y en la noche quejío y quiebro.
Betis musho Betis, en el mundo lo que mas quiero.
Luz en la mañana y en la noche quejío y cielo.
El Betis musho Betis, en este mundo lo que mas quiero.
Beeeeeetis, Beeeeeetis, Beeeeeetis
Ahora Betis, ahora, no dejes de atacar,
ahora Betis ahora porque el gol ya va a llegar.
Beeeeeetis, Beeeeeetis, Beeeeeetis, Beeeeeetis, Beeeeeetis
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Manque Pierda
Esta es la singular historia de una pasión vestida de fútbol. La vida de una sociedad hecha para vivir en la rebeldía, para morar en el filo de la navaja, entregada al arte de querer ganar pero saber perder
Desde sus orígenes, nació bajo la filosofía de aquellos que defendían que la palabra fútbol había que castellanizaría; el actual Real Betis Balompié ha pasado por casi todas las vivencias propias del mundo del deporte... y de la vida misma. Al lado mismo de títulos de campeón de Liga y Copa, junto a la meta de llegar a cuartos de final en la Recopa de Europa, títulos nacionales les en todas las categorías (juveniles, infantiles y cadetes), los béticos han conocido los sinsabores del fracaso deportivo con una filoso fía verdaderamente única. Se dice que el Betis «honró y dignificó con su presencia la Tercera División durante siete temporadas».
Definitivamente este club andaluz, del que encontrará usted en esta serie de fascículos sus andanzas más destacadas, tiene un «touche» especial, una mística diferente que traspasa los limites de lo puramente futbolístico y cuyo intento de definición lleva en muchos casos al tópico a veces injusto. No es la bética una afición masoquista, no le gusta perder, pero sabe afrontar las derrotas, por inesperadas o injustas que éstas sean, con un talante diferente, el que le hace superar los malos tragos echándole una gran dosis de filosofía propia a las situaciones más complicadas.
De las entrañas béticas salió, en el más profundo trance agónico, aquel grito de rebeldía, de llamada solidaria, de afán de superación, que algunos han querido ver -a nuestro juicio erróneamente como una predisposición a la derrota.
El «manque pierda» es un dato de fidelidad a unos colores y a una filosofía popular que contrasta con aquella otra manera de ver la «cosa futbolística», moneda común en fútbol moderno y reflejo de que lo que mandan son los resultados por encima de cualquier otra cosa.
Capaz, pues, como veremos a lo largo de esta biografía en blanco y verde, de las mayores hazañas y de las más increíbles «espantás», este club y su manera de ver la vida ha sabido extender su «nueva» por el mundo, de manera que en torno a ella se agrupan 130 «templos» béticos que, bajo la denominación de peñas, se extienden incluso fuera de las fronteras nacionales.
Es la suya, en cualquier caso, una historia que no se puede entender si no es debidamente integrada en la sociedad en la que nace, en la Sevilla de amores profundos y odios igualmente intransigentes, que divide a su población en bandos cainitas de todos los aspectos, como el religioso, el político, el cultural y el taurino.
Aunque simplista si se quiere, a la hora de definir al Real Betis Balompié yo me agarraría a la sabiduría popular tan alejada de tratadistas intelectuales que tratan de buscar en un más allá, que tal vez sólo sea importante para el arte del análisis o el lucimiento forzado de sus autores, esa que creó el «manque pierda» o que con firmó al equipo como «currobetis», esa que en cualquier esquina de la ciudad o del mundo acaba cualquier discusión con rotundidad: «El Betis es el Betis, señores.»
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El Equipo de <<PAPA>> Jones (1907-1928)
El Sevilla Balompié nace en 1907 bajo la presidencia de Alfonso Castillo Ochoa, fundado por un entusiasta grupo de jóvenes que cursan los estudios preliminares de la carrera de Armas en la Es cuela Politécnica. Moreno Moya
-padre del futbolista y socio fundador, Moreno Calvo- fue el Autor de los estatutos, presentados y aprobados por el gobernador civil tras las pesquisas de Manuel Moreno, un niño que en pantalones cortos pidió audiencia gracias a una carta de recomendación de Eduardo de Ibarra...
Ramos Asensio, dados sus conocimientos de inglés, concierta los primeros partidos contra tripulaciones británicas, adquiere material llegado de las islas... Y unas camisetas verdiblancas que sustituirían a las azules iníciales. Del Huerto de La Mariana al Prado de Santa Justa. Es la primera mudanza. El insigne escritor Mariano de Cavia felicita al equipo sevillano por su decisión de castellanizar el fútbol con la denominación de Sevilla Balompié, un equipo que gana adeptos y trofeos hasta convertirse en el más poderoso de todos.
En 1909 surgen insalvables diferencias en el seno de la directiva del club decano de la ciudad, el Sevilla F C., y Eladio García de la Borbolla encabeza un movimiento que conduce al nacimiento del Betis Football Club, con un talante liberal y abierto a los jugadores sevillanos «sin distinción de clases«.
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UN PARTIDO DIFICIL
Harry Jones, empleado de una compañía naviera británica y futbolista del Sevilla Balompié, consigue fusionar su entidad con el Betis F C., aprovechando la distinción de «Real« que recibe el Betis de 5. M. el Rey Alfonso XIII tras voluntariosas gestiones de Pedro Rodríguez de la Borbolla. Se llega al punto más difícil del acuerdo, la denominación, que en adelante seria el Real Betis Balompié, con la base deportiva del Sevilla Balompié, fusión directiva, presidencia de «Papá« Jones y el campo de las «tablas verdes« en la Enramadilla por escenario de sus partidos. Era noviembre de 1914... Y la primera guerra mundial estaba a punto de llevarse al simpático, bohemio, «patrón de pesca«, jugador, entrenador y presidente de la entidad, Harry Jones, para que cumpliera con sus obligaciones de patriota inglés... Pero de él ya nunca más se supo, acaso que se le llegó a ver en Turquía y Persia llevando la correspondencia de su compañía naviera.
Nace la Federación Sur, el Campeonato de Andalucía, los principios «derbys« necesitados de rlJer7as del orden... Los primeros refuerzos del exterior, las primeras cacicadas federativas, el 22 - 0 del Sevilla sobre los infantiles verdiblancos en una insólita muestra de protesta...
El Campeonato de Andalucía se niega por la intervención de <<una mano negra>> unas veces, y de a mala suerte en los «malditos> desempates, otras. Hasta que en l928, en el Stádium América de Córdoba llega 3-0 sobre el eterno rival- el esperado torneo. Antes ya habla comenzado el resurgimiento verdiblanco con la obtención de la Copa Spencer y la brillantísima participación en la Copa de España -el Betis debutó tarde, en 1927- eliminando al Atlético de Madrid y sufriendo una flagrante injusticia arbitral ante el Barcelona de Platko y Samítier...
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DEL PRADO AL PATRONATO
Del primer escenario de los origines, el Huerto de La Mariana, el cuadro verdiblanco pasó al Prado de Santa Justa y de allí al campo de la Enramadilla, en el Prado de San Sebastián, que recibiría el nombre de «tablas verdes«. Una disposición municipal, debida al ensanche urbanístico y el emplazamiento de la feria, llevó en 1918 al equipo al nuevo barrio del Porvenir, en el Real Patronato de
Casas Baratas, campo inaugurado con una goleada sobre el Español de Cádiz y que en 1924 adopta una moderna fisonomía arquitectónica con nuevos bancos de pi5-ta, palcos, cubierta de preferencia y una tribuna más ante el paredón del frontón Betis. La Unión
Deportiva Sanz y el Español del divino Ricardo Zamora serían los excepcionales testigos del remodelado campo del Patronato, escenario de las primeras e importantes proezas conseguidas por el fútbol andaluz en el concierto nacional.
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Los Campeones del <<Flecha Verde>> (1928-1939)
Nervión se inauguró el 7 de octubre de 1928 con taquilla récord y victoria del Betis gracias a dos goles de Carrasco (1-2) que serían anticipo de la efemérides de 1958, la inauguración del estadio Sánchez-Pizjuán. Un mes después echaba a rodar la Liga de fútbol, ocupando los «históricos» campeones de Copa la máxima categoría y quedando abierta la décima plaza a una fase de promoción que el Betis perdería en semifinales ante el «verdugo» del Sevilla, el Rácing de Santander.
Comenzó así la primera etapa bética en Segunda División, sin resultados en consonancia con los primeros esfuerzos empresariales de un torero inmortalizado por García Lorca, Ignacio Sánchez Mejías, mecenas de la generación literaria del veintisiete y del Betis. Este singular personaje de la «edad de oro» del toreo impulsa al club hacia su época dorada, se codea en su finca de Pino Montano con los más importantes personajes del balompié nacional, trama sin éxito el asalto al poder de la Federación Sur; eleva los sueldos mensuales de los jugadores a 250 pesetas, firma el primer contrato profesional de Peral, levanta una tribuna cubierta en el Patronato, dota a la entidad de una magnífica sede social que también era casino... Sánchez Mejías vería, antes de su muerte en la plaza de toros de Manzanares en 1934, dos sueños cumplidos: una final de Copa y el ascenso a Primera División (el primer club andaluz que lo consiguió).
El Betis eliminó en la Copa de 1931 a la Real Sociedad (en la segunda vuelta ya se llamaría Doností) coincidiendo con la proclamación de la Segunda República, al Real Madrid de Ricardo Zamora en una gesta «que convirtió Chamartin en una caseta de feria» y en semifinales al histórico Arenas del mítico Cilaurren. El cuadro verdiblanco contó en la final madrileña con la masiva presencia de aficionados sevillanos ante el Athletic de Bilbao, que ganó 3-1 en un partido que supuso la primera final copera y la integración del club verdiblanco en la élite nacional.
Un año después, el Betis confirmaría los pronósticos con su triunfo en Vigo en la penúltima jornada de Liga, por lo que la visita del Coruña al Patronato ya tuvo caracteres festivos, el Ayuntamiento instauró la tradición del recibimiento a los campeones y el Betis ya estaba dispuesto para recibir a los «grandes» antes que el «eterno rival». Es el equipo de «los tres Adolfos», que con los refuerzos de Areso -del Arenas- y el primer internacional de la historia verdiblanca, Lecue
-procedente del Alavés-, completa una primera campaña en Primera dignisima con un quinto puesto y uno de los mejores sueldos mensuales del fútbol español (600 pesetas).
Urquiaga; Areso, Aedo; Peral, Gómez, Larrinoa; Timimi, Adolfo, Caballero, Unamuno y Lecue forman el mejor equipo de España de la penúltima Liga republicana; Areso y Aedo se ganan la confianza de la crítica y el público en la selección nacional y se convierten, según el propio Ricardo Zamora, en los propulsores de un Betis que levanta admiración en todos los estadios, aunque ni siquiera al final del campeonato contara con el calificativo de favorito. El cuadro de Mr. O'Connell ostentó la cabeza de la clasificación de principio a fin y sufrió la presión de los «grandes» -Real Madrid y Barcelona-, que no le pudieron dar caza. Con su último triunfo en Santander -0-5, Sevilla en feria- el Betis se proclamó campeón de Liga y regresó en el histórico autobús «Flecha Verde», para ser escoltado, ya en la ciudad, por 500 coches adornados con banderas y guirnaldas y miles de ciudadanos hasta el Ayuntamiento, donde Unamuno ofreció la primera Liga del fútbol sevillano a la ciudad.
Con todos los «grandes» eliminados en cuartos de final, el Betis tuvo una espléndida oportunidad de hacer el «doblete», pero la «espantá» llegó la tarde de la visita de un equipo de Segunda, el Sabadell. Tras el fulgurante éxito liguero, el presidente, Antonio Moreno, tuvo que afrontar una caótica situación económica que conduce a los traspasos de Areso, al Barcelona, y Lecue, al Real Madrid. Tras una discretisima Liga, el portero Urquiaga también firma por el Barcelona y Aedo renueva en blanco por el Betis para tardar medio siglo de exilio en regresar a Sevilla. Estalla la guerra civil y el Betis iba a terminar de ser desmantelado por el conflicto de las dos Españas.
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El Glorioso Camino de Utrera (1939-1955)
Con el nuevo campo de la Exposición casi destruido por la ocupación como cuartel de las tropas italianas del frente de Málaga y la secretaría destrozada por los efectos de una bomba lanzada por los milicianos contra el Gobierno Civil, con un cuadro desmembrado y sólo cuatro supervivientes del que fuera campeón de Liga en 1935, el Betis reanuda la actividad liguera en 1939 en contra de una lógica que imponía la solicitud de una moratoria similar a la presentada por el Real Oviedo. Los acontecimientos entre ellos el primer descenso- van a demostrar que el Betis es el equipo más damnificado por la guerra civil, pero en medio de «la represión social que no política» de la época y la preponderancia sevillista en los círculos políticos y futbolísticos comienza una etapa durísima y al mismo tiempo romántica.
Nace una filosofía, se acuña el «manque pierda», llegan las vacas flacas y los esfuerzos de un puñado de idealistas para evitar la desaparición del club. Se recuperé la categoría perdida en 1942, pero el peso de la lógica volvió a imponerse y desde 1943 se abre un largo destierro de la máxima categoría.
Cuatro años en Segunda División pasó el Betis sumido en la más profunda crisis económica conocida hasta esas fechas. Estalía el caso Antúnez, que precisé la intervención de todas las instancias deportivas nacionales para dirimir la legalidad de su traspaso al Sevilla, que se proclama campeón de Liga con el propio jugador bético -porque así lo definió en un dictamen la Delegación Nacional de Deportes- en las filas blancas. Tres años después se produce un Caso similar, el traspaso de Cabrera Bazán, que ya ni siquiera podía ser contestado por la afición verdiblanca, puesto que era la única salida del túnel económico... Y el equipo de Heliópolis se despeña en las profundidades del abismo de la Tercera División pese a los esfuerzos de los técnicos de aquella temporada (1946-47), O'Connell y Aranda...
Siendo fiel a su historia, un mes después del trágico descenso el Betis ganó 4-0 al Real Madrid en la Copa del Generalísimo, pero perdió la renta en Chamartin «en una mala tarde» 16-0) y la posibilidad de volver a enfrentarse a un cuadro de los grandes por mucho tiempo.
Siete años en Tercera División. En el Betis son necesarias las actitudes heroicas con sólo 300 socios. Bocadillos de tortilla costeados y cocinados en casa de Alfonso Jaramillo, el Sevilla «en la sombra» de las tentativas verdiblancas de ascenso, largos viajes en barco para medirse a los equipos de norte de Africa, expediciones en autobús al grupo sexto de la Tercera Castellana para probar fortuna lejos de la presión ambiental de los duelos de rivalidad andaluza, la rifa de vacas, mulos y máquinas de coser que forman parte de la orgullosa y senequista lucha por sobrevivir, numerosos futbolistas acompañan a la irrepetible familia Tenorio en las viviendas del propio estadio...
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POR FIN, EL ASCENSO
La «marcha verde» a Utrera, donde el Betis comenzó a labrares su ascenso a Segunda, constituye uno de los más ricos patrimonios históricos del club, que por fin ve recompensados los esfuerzos de Pascual Aparicio, Juan Petralanda, José María de la Concha, Manuel Ruiz y otros tantos béticos de pro que se dejaron las tiras de pellejo, su tiempo y su dinero en el empeño. Con el ex jugador Gómez al frente de la plantilla, la entidad, dirigida por Manuel Ruiz, sacó fuerzas de flaqueza para reforzarse con una importante pléyade de futbolistas vascos, los mejores futbolistas del recién nacido filial -el Juventud Balompié-... y Sabino Barinaga. En 1954, tras 16 jornadas sin conocer la derrota, con 11 puntos de ventaja sobre el San Fernando segundo clasificado-, el cuadro verdiblanco cierra su triunfal campaña en Tercera en Valdepeñas.
El técnico Gómez recibió una copiosa lluvia de cigarros puros procedentes de las gradas como homenaje de la afición al nuevo equipo de Segunda tras singular exilio de siete años y desde Ecija la caravana acompañó a sus ídolos entre escenas de un indescriptible júbilo. Había terminado una cruel pesadilla.
Los campeones de Liga en 1936: Jesús, Urquiaga, Areso, Aedo, Peral, Soladredo, Roberto, Timimi, Lecue, Unamuno, Enrique y Sazo.
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Un Bético llamado Villamarín (1955-1967)
En la temporada 1955-56 se hace cargo de la presidencia del Real Betis Benito Villamarín Prieto, que llevaría al club de nuevo a Primera División, consolidando una estructura social sólida y proyectando una economía acorde con los tiempos que corren. En definitiva, pone los cimientos del Betis de los nuevos tiempos en pie durante la década en que preside la entidad verdiblanca.
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A LA TERCERA...
El primer intento de volver a la División de los grandes se produce en la temporada 1955-56, con Pepe Valera como entrenador, que incorpora a Luis del Sol al equipo. Ello no fue suficiente para batir al Real Jaén, tras el cual fueron los verdiblancos toda la Liga. En la liguilla del ascenso los de Heliópolis se desinflan tras perder en casa con el Oviedo y ser goleados en Murcia. Otra vez será... Pese a todo, el Betis sigue con fe en el empeño y a la siguiente (1956-57) se produce un nuevo intento, esta vez con menos éxito. Ni el relevo del técnico Pepe Valera por Iturraspe enmienda una temporada mediocre que acaba en el sexto lugar de la clasificación.
Una vez más hay que intentarlo, piensa Villamarín. Llegan importantes refuerzos como Isidro, Lasa y Esteban Areta, entre otros, y se contrata a Antonio Barrios. Una jornada antes del final, en el Marqués de Varela de San Fernando, el Betis obtiene el punto necesario para recuperar la categoría perdida quince años anotes.
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ENTRE LOS GRANDES
La temporada del regreso es sorprendente. El Betis, que se ha reforzado con Kuzman, Ríos, Otero, etc., llega a ser líder de la Primera División a la tercera jornada. Antes había «inaugurado» en otro reencuentro emotivo, el de la eterna rivalidad, el nuevo estadio del Sevilla, en el que gana por 2-4, aunque al final los béticos ceden en la pugna contra los grandes y Antonio Barrios es cesado tras perder ante la Real (0-1), resultado que permite al Sevilla permanecer en la División máxima.
En las 1959-60 se alternan el uruguayo Fernández y Sabino Barinaga en la dirección técnica; se incorporan Grau y Rojas. El balance no es tan positivo, pero el equipo se consolida en la zona media, séptimo en la general de la Liga. Se produce el traspaso de Luis del Sol al Real Madrid, disgusto de los aficionados que ven irse a su ídolo. Del Sol juega con su nuevo conjunto el Trofeo Benito Villamarín, en el que gana en la final a sus ex compañeros por la mínima.
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DOS PARA DAUCIK
La década de los sesenta se inicia bajo el mando del técnico Fernando Daucik, que trae a su hijo Yanko; con él llegan dos poderosos futbolistas, Pepín y Ansola, portero y delantero, respectivamente.
En la campaña 1960-61 el Betis triunfó en la Copa. Tras una Liga discreta, séptimo lugar y 30 puntos, fueron cayendo en las sucesivas eliminatorias «coperas» Murcia, Oviedo y Español. Hasta que en la semifinales el equipo se encontró con el Real Madrid... y un arbitraje muy discutido de Zariquiegui en el Bernabéu. El 7-1 de Chamartin no fue óbice para que los de Daucik ganaran en la vuelta por 4-1 al Madrid de los DiStéfano, Puskas, Santamaría, Mateos, Del Sol, etc.
Villamarín consigue la propiedad del estadio que llevará su nombre por acuerdo de la asamblea de socios. Se contrata a Luis Aragonés y al austríaco Seneco-vich. En la temporada 1961-62 Daucik no consigue mejorar el puesto liguero, más al contrario pierde dos posiciones. Entre las escasas alegrías ligueras se encuentran sendas victorias sobre el «eterno rival», el mismo que luego se cruzaría en la trayectoria copera en octavos de final. Un gran partido, todos al ataque en la ida en Nervión deja las espadas en alto (5-3); en el de vuelta, el Real Betis sólo consigue remontar uno de los tantos (1-0) y queda eliminado por el Sevilla.
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DESEMPATE CON EL MADRID
Se inicia una renovación técnica en la 1962-63, que lleva a José María con la Concha a la secretaria técnica y a Ernesto Pons al banquillo. Colo y Martínez se' incorporan. Algunos apurillos en la Liga, en la que, sin embargo, se alcanza de nuevo la novena posición.
En la Copa del Generalísimo, nuevo enfrentamiento con el Sevilla; son los octavos de final y esta vez los béticos inclinan la balanza a su favor al ganar 2-1 en el Villamarín y empatan en el Sánchez-Pizjuán a uno. En cuartos, otra vez se tiene enfrente al Real Madrid, al que ahora le costará más trabajo apear a los andaluces. Necesitan los Di Stéfano y compañía un partido de desempate, que se juega en Valencia y en el que los madridistas se imponen por 2-0.
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EL SALTO A EUROPA
Estaba la afición un poco dolida por el traspaso al Atlético de Madrid de Colo, Luis y Martínez, lo que sólo fue compensado con gente de la cantera (Quino y Dioni) y la contratación del delantero Molina. Sin embargo, el Betis fue en la campaña 1963-64 el equipo revelación de la Primera División, alternándose con el Real Madrid y el Barcelona en el mando de la clasificación durante todo el campeonato. El entrenador es Domingo Balmanya, que consigue empatar en Chamartin y ganar en Sevilla a los dos equipos madrileños. El resultado es un magnifico fútbol, que la afición sabe agradecer, y la tercera plaza del campeonato; el Real Betis Balompié jugaría la Copa de Ferias.
En el campeonato de Copa se llega hasta cuartos de final, donde se cae ante el Valencia.
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DE LA CIMA AL ABISMO
Tras la gran campaña, el Betis inicia la siguiente temporada (1964-65) con la gira de buenos resultados por diversos países europeos y la consecución del X Trofeo Ramón de Carranza, ganando nada menos que al Boca Junior y al Benéfica de los Eusebio, Simoes, Coluna, Torres, etc. La afición vibraba con su equipo.
Y aunque la trayectoria «europea» fue corta, pues el Stade Reims eliminó al Betis a la primera (1-1 y 0-2), el comienzo de la Liga fue prometedor: se ganó al Coruña, al Levante, al Sevilla y al Real Madrid en Villamarín. Pero en la segunda vuelta se vinieron abajo todos los buenos augurios. Y así en la cuarta jornada de esta segunda parte liguera dimite el entrenador, Luis Hon, al que sucede Rosendo Hernández, que dura cinco jornadas, y después se hace carga Andrés Aranda, que fallece en la semana posterior al único partido que dirigió desde el banquillo. Ernesto Pons termina la temporada salvando el riesgo de promoción por empatar a cero en el Camp Nou.
La Copa también fue aciaga, ya que se cayó ante la Real Sociedad en la primera eliminatoria.
Con todo, no habían terminado los sufrimientos de la familia verdiblanca, ya que en la temporada 1965-66 se produciría un nuevo descenso a Segunda División.
Benito Villamarín deja la presidencia por razones de salud. Andrés Gaviño, que a la postre seria el presidente, se hace cargo del club junto con Avelino Villamarín. El Real Betis no sale de las últimas posiciones y llega a La Rosaleda, donde en la última jornada lo pierde todo como consecuencia de un gol en los postreros minutos de Pepillo. Era el empate a uno y los béticos ven consumado el descenso. El milagro sería en la Copa, en la que el equipo dirigido por Ernesto Pons (sucesor del brasileño Martim Francisco) elimina tras un partido de vuelta larguísimo al Real Madrid cuando los blancos celebraban la consecución de su sexta Copa de Europa.
En Chamartin, los de Muñoz sólo lograron empatar la eliminatoria, puesto que había ganado el Betis 3-2 en la ida, con un solitario gol de Francisco Gento. Tras tres prórrogas, Landa marca el gol del triunfo verdiblanco, aunque luego, en semifinales, el Athletic de Bilbao tapara la posibilidad de llegar a la final a un equipo que en la Copa había hecho una buena temporada.
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PROMOCION Y ASCENSO
El año de la muerte de Benito Villamarín (1966), el Betis inicia el camino del regreso. En la salida está Luis Belló; en la llegada Antonio Barrios. Se hace un equipo basado en la cartera, que termina en un lugar que da opción a jugar la promoción de ascenso. Es contra el Granada, evitando los dos equipos sevillanos enfrentarse, ya que el Sevilla promocionaba para permanecer. El 2-0 del Villamarín en el encuentro de ida hace renacer a una afición ansiosa de vivir un nuevo ascenso. Rogelio y Quino habían marcado los tantos. A Los Cármenes se desplazó la parroquia, y allí el Betis cumplió con su objetivo. Después de aguantar el 0-0, Rogelio en un contraataque hace el 0-1 definitivo. El Betis estaba otra vez en Primera, una nueva época se abría a los ojos verdes y blancos.
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El EuroBetis(1967-1978)
En este fascículo podrá encontrar el lector las páginas más brillantes escritas por el Betis en el libro de su historia. Junto con sus inseparables devaneos de ascensos y ascensos, los verdiblancos logran formar uno de los equipos punteros del fútbol español, que logra no sólo ganar la primera Copa del Rey, sino además paseares hasta cuartos de final de la Recopa por el viejo continente. Estrellas como Esnaola, Cardeñosa, García Soriano, etc., comparten camiseta con hombres prácticos, algunos de la «casa», como Bizcocho, Biosca, Cobo, López, Alabanda, etc. Un conjunto cuyo recuerdo a fútbol de categoría no se borrará de la retina de quienes le vieron jugar y vivir el balompié en la pradera de Heliópolis.
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FINAL DE UNA DECADA
Ni César Rodríguez (sustituto de Antonio Barrios, que se fue al Sevilla), ni Pepe Valera, ni Sahino Barinaga pudieron evitar el descenso bético en la temporada 1967-68. En la jornada siete la situación es de farolillo rojo; a final de Liga se han ganado sólo siete partidos en casa, conociendo el sufrido aficionado sólo la alegría de una victoria en Sánchez-Pizjuán (1-2). Sólo se había reforzado al equipo con la contratación del portero Villanova. En la Copa se pasa con muchos apuritos, póngase partido de desempate con prórroga, al Badalona; el Betis es sacado de la competición por el Atlético de Madrid, que almea indebidamente al jugador Correa.
Sabino Barinaga mantiene la confianza del presidente Julio de la Puerta, y de su mano el Real Betis vence en el Trofeo Colombino. Pero en la novena jornada se pierde en Villamarín 3-4 ante el Mestalla y Barinaga es sustituido por Fernando Daucik, con Eusebio Ríos en el interregno. Pepe León sustituye a De la Puerta, que deja temporalmente el cargo; se produce el traspaso de Antón al Valencia. El equipo verdiblanco no alcanza los primeros puestos de la tabla, en los que si está el eterno rival, y Daucik es sustituido por Tejera, con Esteban Areta como puente. Los tres positivos finales apenas dan para un séptimo puesto y el club se queda sin ascenso. Una de las pocas alegrías la da Joaquín Sierra, Quino, que es «pichichí» de la División.
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EL PROYECTO NUÑEZ
En julio de 1969 es aclamado presidente el industrial José Núñez Naranjo, que llenaría toda una época de éxitos, aunque conocería también los sinsabores del descenso. Se incorporan varios jugadores, entre ellos el defensa Cobo y Baena, que sube de la cantera bajo los auspicios del técnico Miguel.
En el Trofeo Montilla-Moriles se ponen de manifiesto las desavenencias entre Quino, al que pretenden clubs de campanillas, y los dirigentes, pero de momento el ariete seguirá vistiendo de verde y blanco.
Clasificado en octavo lugar de la décima jornada, Miguel dimite y vuelve Antonio Barrios, con el que llega Benítez (del Jerez Deportivo) y el equipo recupera un cierto terreno, pero al no ganar en Castellón (0-0) en la última de las jornadas ligueras, la decepción vuelve a sobrevolar Villamarín.
En la 1970-71, Barrios consigue el perseguido objetivo, y el Real Betis, como campeón de Segunda, asciende a la categoría de los grandes. El campeonato de Liga se desarrolla con una cierta regularidad y los buenos resultados sólo se quiebran en un pequeño segmento de la segunda parte de la competición. Sin Quino, al que se le ha rescindido el contrato en el mes de octubre, los béticos pierden cinco partidos en todo el año.
En la Copa, el Valencia, flamante campeón de Liga, elimina a los verdiblancos en octavos de final.
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LA ERA SZUSZA
Un húngaro llamado Ferenc Szusza se hace cargo de la dirección técnica del equipo, sustituyendo ya comenzada la competición a Antonio Barrios tras el 6-0 de Atocha en la jornada 13. Szusza y José María de la Concha, desde la secretaria técnica, comenzaron a trabajar en un proyecto que luego se llamaría popularmente «Eurobetis».
Para la llegada del nuevo "mister" se había hecho una renovación exhaustiva del conjunto y Quino había sido traspasado al Valencia. El húngaro logra la estabilidad con un sistema de juego realista, que amarra por escaso margen los partidos de casa. La identificación del entrenador con la afición es tal, que en el último encuentro ésta le tributa todo un homenaje en Villamarín, y es que se había conseguido la permanencia.
Menos brillante es la campaña copera, en la que un Segunda, el Hércules, apea a los béticos del torneo.
Comienza muy mal la temporada 1972-73, la de la vuelta de Luis del Sol, ya que hasta la quinta jornada de la Liga no se consigue el primer punto. La victoria sobre el Real Madrid y el empate en Sarría son sólo una pequeña mejoría, pero en seguida vuelven los problemas de juego y marcadores. Llega la última jornada y hay que ganar en Castellón y esperar los resultados de otros dos implicados en el descenso: Celta y Sporting de Gijón, pero en la segunda mitad del choque de Castalia los béticos pierden 3-1 y se van de nuevo a Segunda División.
No deja de ser curioso que fuera también el Castellón el que se interpusiera en el camino entre el Real Betis y la Copa del Generalísimo.
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REVOLUCION Y ASCENSO
De la Concha contrata a Esnaola, Iglesias, Sabaté, García Fernández, Olmedo, Mamellí y Alabada de un tirón, yéndose 17 futbolistas, entre ellos Luis del Sol, que se retira.
El «nuevo Betis» alcanza pronto el liderato, y aunque en la recta final del campeonato de Liga 1973-74 sobreviene el desmayo, hay ventaja suficiente para alcanzar (2-1 al Hércules) en Villamarín la llave del ascensor...
En la Copa llega la eliminación esta vez ante un fuerte Real Madrid, que ganaría a la postre el torneo del K. O.
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LLEGA EL «FLACO»
Con Mendieta, Lobato, Cuiñas, Blanco y Eulate se firma a Julio Cardeñosa, que a pesar de costar 12 millones supuso una de las operaciones más rentables a la vista de los resultados.
El Sánchez-Pizjuán es testigo de la primera victoria bética en el Trofeo Ciudad de Sevilla.
Se estabiliza la situación y el Betis, que gana en Villamarín al Atlético de Madrid y Barcelona y en San Mamés al Athletic de Bilbao, acaba en el octavo lugar de la clasificación de la Liga 1 974-75.
Los «leones», en cambio, se vengan en la Copa, dejando en la cuneta al conjunto de Heliópolis en octavos de final.
Con García Soriano y Ladinski, Ferenc Szusza refuerza la punta de ataque y -para empezar- se llena las manos con un nuevo Trofeo Ciudad de Sevilla, ahora ganando en la final a los sevillista por 1-8.
En dos claras partes se divide la Liga 1975-76: En la primera se consiguen mejores resultados fuera que en casa, pero en la segunda mitad sólo se cede un punto en Villamarín. El Real Betis acaba séptimo y hace una gran competición copera.
Valladolid, Valencia y Español sucumben ante un Betis, que empieza a bordar el fútbol, combinando su práctica con un gran sentido de la efectividad. Ante las puertas de la final de la Copa se planta el Zaragoza, quienes en la ida ganan gracias a su guardameta Nieves, sustituto de Junqueta, por 2-1. En Villamarín el buen juego verdiblanco no se reflejó en el marcador, y sólo Biosca a dos minutos del final pudo igualar el tanto conseguido por Lobo Diarte. El empate no era suficiente.
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EL REY DE LA COPA
Durante el periodo futbolístico 1976-77 sucedieron muchas cosas en el Real Betis, la más importante de las cuales fue la consecución de la primera Copa de 5. M. el Rey, que Cobo recibió de manos de don Juan Carlos 1.
Ferenc Szusza deja a mitad de campaña el club al ser llamado por las autoridades húngaras para un cargo de responsabilidad. Le sucede Rafael Iriondo, que ya se encuentra en el colectivo de jugadores a Megido (del Granada) y Múhren (del Ajax). Se inaugura la nueva tribuna de voladizo del estadio. Los béticos hacen una gran Liga, cayendo en casa los dos equipos de Madrid y ganando en Chamartin al Real. Gacia el final del campeonato debuta un chaval del Betis Deportivo llamado Rafael Gordillo, que une a los Esnaola, Cardeñosa, Benítez, García Soriano, Múhren, López, Alabanda, Cobo, etc.
Llevado por su gran sentido del juego, los verdiblancos quedan quintos en la Liga, a la espera de lo que pueda ocurrir en el campeonato de Copa.
Y lo que sucede es que tras eliminar al Baracaldo, Sestao, Coruña, Valladolid, Hércules y Español, llega el día 25 de junio a la final contra el equipo de mayor tradición copera, el Athletic de Bilbao. En el Manzanares, Iriondo alinea a Esnaola; Bizcocho, Sabaté, Biosca, Cobo (Del Pozo>; López, Alabanda, Cardeñosa, Benítez; García Soriano y Megido (Eulate). Ellos ganaron la Copa del Rey en un encuentro pleno de emoción y sobresaltos. Los sevillanos tuvieron que igualar por dos veces el marcador, con goles de López, en el tiempo normal y en la prórroga. A la hora del lanzamiento de penalties, Esnaola se convirtió en el artífice de la resonante victoria al detener los lanzamientos de Dani, Villar e Iribar. El Betis era el campeón.
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ARRIBA Y ABAJO
En la última de las temporadas que abarca este periodo (1977-78) participa el Real Betis en tres escenarios bien distintos: la Recopa de Europa, en la que llegaría a ser cuarto finalista; el Campeonato Nacional de Liga (en el que se registra un nuevo descenso de categoría) y la Copa del Rey, en la que la defensa de su título llega hasta cuartos de final. Como se ve, un gran éxito, un gran fracaso y una trayectoria aceptable, todo a la vez.
Para empezar a registrar tres altas en la plantilla: Hugo Cabezas, goleador argentino, y dos canteranos: Arana y Ocaña. Con la continuidad en el banquillo de Iriondo, el Betis comienza que se sale, haciéndose con el Trofeo Ciudad de Palma y con el de Sevilla, ganando en la final a los de Nervión por 3-1. Incluso la Liga no comienza a darse mal del todo, aunque con la tónica del empate como nota media.
En esas llega el Milán, al que se supera claramente en Villamarín, donde caen derrotados a pesar de la exhibición de su portero Albertosí. Los goles de García Soriano y Eulate son igualados en el legendario San Siro por dos tantos de Tosseto y Capello, pero cuando se empieza a temer que la bisoñez verdiblanca en el viejo continente sea aprovechada por los italianos, López marca el tanto de la clasificación.
A pesar del largo y complicado viaje a Leipzig, los de Iriondo saltan al Zentral Satadium con unas maneras difícilmente mejorables; López adelanta a su equipo, y aunque el Lokotive acaba empatando, se obtiene un gran resultado: 1-1 García Soriano marca primero en la vuelta de octavos de final de la Recopa, pero en la segunda parte iguala Liebers; seria otro tando de García Soriano el que resolviera la eliminatoria favorable a los colores verdiblancos. Estos son los jugadores que llevaron al Real Betis a los cuartos de final de la Recopa de Europa: Esnaola; Bizcocho, Sabaté, Biosca, Benítez; López, Alabanda, Cardeñosa; García Soriano, Megido y Gordillo.
La trayectoria en la Liga era cada vez más preocupante, ya que el equipo perdía posiciones por domingo. Todos pensaban, sin embargo, que tarde o temprano se levantaría el vuelo...
Tras el paréntesis del invierno, en mayo vuelve la Recopa, esta vez con un rival temible, el Dinamo de Moscú, que consigue empatar a cero en Villamarín. El partido de vuelta se jugó en Tbilissi, dado que la capital soviética estaba sujeta a un frío temible y continuas nevadas. Al quedar inamovible el marcador en los primeros cuarenta y cinco minutos, se pensó que aún era posible el milagro; lo que sucedió en cambio en la segunda mitad del encuentro fue que los rusos, como queda dicho un equipo muy poderoso, haría tres dianas en la portería de José Ramón Esnaola.
Los tres últimos choques «ligueros» son dramáticos: se gana por la mínima en Sevilla al Rayo, pero en Valencia se pierde 4-2. Total, que se llega a la postrera jornada del campeonato con la espada de Damocles sobre la cabeza: el Betis tiene que ganar a la Real Sociedad en Sevilla para salvar el descenso, pero si Hércules y Burgos empatan a cero en Alicante éstos se salvarían y de nada valdría el esfuerzo de Heliópolis. El empate a cero del Rico Pérez y, sobre todo, la forma en que se produjo fue un escándalo nacional, pero el Betis vio a pesar de su triunfo 1-O en Villamarín una vez más su equipo en la Segunda División.
Con un escandaloso arbitraje de Pes Pérez en Gijón se cerró en cuartos de final la trayectoria copera de un equipo en el que los problemas habían afectado muy directamente a dos jugadores:
Megido, que fue cedido al Girondins de Burdeos, y Atila Ladinski, que fue apartado del equipo; de ambos censuró su indisciplina Rafael Iriondo, que no tardó en dejar el banquillo a José Luis García Traid.
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Un Gran Estadio para un gran Club (1978-1990)
La década de los ochenta viene marcada para el Real Betis, en lo deportivo, en una cierta estabilidad, ya que el equipo se mantiene en Primera División, incluso alcanza el derecho a jugar un torneo europeo, aunque el final de este período es a base de traspiés, que acaban en un nuevo descenso de categoría.
Con todo, lo más relevante creemos que es la construcción sobre el antiguo de un nuevo estado Benito Villamarín. Y la batalla aún no ganada en nuestros días es a adecuación del club al mundo del fútbol del futuro, con reconversión en sociedades anónimas, etcétera, lo que deviene a la sociedad en medio de una importante crisis económica.
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LA DIFICIL VUELTA
Con siete equipos andaluces, la Segunda División de la temporada 1978-79 no es precisamente un camino de rosas para el »Eurobetis», a pesar de que se han traído refuerzos: el uruguayo Peruena, los cadistas Ortega y Villalba, el sportinguista Killer y Megído, a quien se rescata del Girondins de Burdeos.
A unos magníficos resultados deportivos (11 jornadas sin conocer la derrota, seis domingos sin un gol en contra, etc.), surgen roces entre el técnico José Luis García Traid, los jugadores y la directiva. León Lasa seria el encargado de llevar al Betis de vuelta a
Primera División. Elche y Valladolid son los competidores, que finalmente no entran en la terna de ascendidos. Tercer clasificado, con los mismos puntos que los vallisoletanos, en unión de Almería y Málaga, llega la vuelta a la máxima categoría tras un dramático Betis-Granada (2-1) en la última jornada liguera, que había sido precedido de una importantísima victoria en Ferrol (0-2, tantos de Hugo Cabezas).
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EL MILAGRO CARRIEGA
Para consolidar al equipo en Primera División, en la temporada 1979-80, se pone a disposición de León Lasa a Morán, Gerardo y Oliveira. Luego sustituido por Vital. Ilustres veteranos como Sabaté, Eulate, Del Pozo, Múhren... abandonan el club, del que ya es presidente Juan Mauduit, el único mandatario hasta la fecha que no ha conocido al Betis más que en Primera División.
Tras la derrota en casa ante el Rayo y la goleada sufrida en el Camp Nou (5-O), Mauduit y los suyos dan un campanazo: fichan al hasta hace pocos meses entrenador del Sevilla, Luis Carriega, que se hace cargo del equipo y consigue hacerlo reaccionar, de manera que está hasta 1 O jornadas sin perder: empata en el Bernabéu, golea (4-O) al Sevilla en Villamarín y termina quinto clasificado, a las puertas de una nueva competición europea.
Tampoco fue mala la trayectoria en Copa del Rey, llegando hasta los cuartos de final, en los que se cae ante el Peal Madrid y tras un arbitraje polémico en Heliópolis en el encuentro de vuelta.
En la temporada 1980-Sl se produce el hecho curioso de que el Betis juega en el Sánchez-Pizjuán como equipo local dos partidos de Liga, contra Las Palmas y Atlético de Madrid. El Villamarín está en obras. Lobo Diarte es el fichaje más sonado. Gordillo se queda a pesar de las ofertas que hay por él. El Betis de Carriega juega al fútbol y hace espectáculo y goles, sobre todo cuando se enfrenta a los grandes. El sexto puesto ligero no se corresponde con una buena campaña en la Copa, en la que es apeado por el Sevilla en la segunda eliminatoria.
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LA VUELTA DE IRIONDO
Para la campaña 1981-82 ha sido contratado Luis Aragonés, que apenas tendrá oportunidad de empezar la Liga y se va a causa de una enfermedad. Rafael Iriondo vuelve en busca de reverdecer viejos laureles, pero terminará sustituido por Pedro Buenaventura.
Se mantiene una cierta regularidad en sacar los puntos de casa y arañar algunos fuera. Rincón ha sustituido a Morán como realizador del equipo. El buen sexto puesto en Liga se corresponde con una Copa en la que se vence a los rivales fáciles, pero el primer fuerte, el Athletic de Bilbao, acaba con la trayectoria copera verdiblanca. Poco importa, porque el equipo se ha clasificado para una nueva «aventura europea».
Aunque la participación bética en la Copa de la UEFA es un tanto efímera en esta ocasión. El Benfica consigue una renta mínima (2-1) en Lisboa, y en la vuelta, cuando un gol de Rincón había igualado la eliminatoria, los portugueses sorprenden con dos tantos en el último cuarto de hora de partido. La temporada 1982-83 viene marcada por los goles de Hipólito Rincón, que se convierte en el máximo realizador del Betis y toda la Primera División. Sus 20 goles le valen el Trofeo Pichichí. Confirmando su tradición el Betís en año «europeo» no consigue una buena clasificación en la Liga; con cuatro negativos y el puesto decimoprimero se acaba el campeonato. Aún peor, en la Copa el Sevilla se impone en los dos partidos de la eliminatoria de cuartos de final.
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OTRA VEZ LA UEFA
Con Pepe Alzate en el banquillo y la llegada de un argentino de grandes cualidades goleadoras (sobre todo a balón parado), Gabriel Humberto Calderón, los béticos se hacen fuertes en el Villamarín en la Liga 1983-84. Los pocos puntos sacados fuera de casa son suficientes para que el club, presidido por Gerardo Martínez Retamero, vuelva a tomar el camino europeo.
Tampoco esta vez habría suerte en la competición europea, ya que la Universidad de Craiova, primer rival de los sevillanos, sería también el último, a pesar de lo ajustado e igualado del marcador. Y otra vez mala campaña liguera coincidiendo con la Copa de la UEFA: Carriega es llamado para sustituir a Pepe Alzate, y el equipo, con más pena que gloria, alcanza el decimocuarto en la Liga.
El torneo del K. O., por contra, fue muy satisfactorio, ya que el Real Betis dejó en el camino a Recreativo de Huelva, Sevilla, Oviedo, Mallorca y Barcelona, tropezando en semifinales con el Athletic de Bilbao, que con un sólo tanto de diferencia en el cómputo total de la eliminatoria se fue a la final. Había sido lo mejor de la temporada 1984-85.
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ADIOS A LOS MITOS
La hora de la austeridad económica llama a la puerta de los clubs de fútbol. Martínez Retamero quiere dar ejemplo en el Betis y aplica la teoría de los tiempos de escasez. Por eso se va Rafa Gordillo al Real Madrid. También dejan de jugar, aunque encuentran un sitio en el club, otros dos mitos de la edad contemporánea del Real Betis: Esnaola y Cardeñosa. Con Carriega en el banquillo, que luego dejaría a Luis del Sol, llegan el portero Cervantes, el delantero Ito y «Pepe» Hadzibegic. Es la Liga 1985-86 una competición irregular en la que los verdiblancos quedan en mitad de la tabla, octavos y con un positivo. El segundo rival de la Copa, el Mallorca, apea al Real Betis del torneo del K. O.
La 1 986-87 es la temporada más larga. El calendario, que incluyen los que luego serán los ruinosos "play off"", haría que todos clubs de Primera División hicieran esfuerzos económicos para reforzar sus equipos ante tan larga Liga. El Betis de Luis del Sol y Retamero sigue predicando con el ejemplo, vienen Gail, Chano y Peña... El Betis gana dos positivos en Nervión, pero no llegarían a ser más de tres, tras empatar en el Calderón, Sabadell o
San Mamés. Al final se llevaron la cuenta positiva Zaragoza y Osasuna, con lo que los verdiblancos tuvieron que afrontar los "play off" en el grupo intermedio, que fue absolutamente ruinoso, ya que no se jugaban prácticamente nada los clubs en él integrados. En los octavos de final de la Copa el Logroñés eliminó al Betis.
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AVISO Y RECAIDA
En la temporada 1987-88 el Real Betis se salvó de jugar la promoción de descenso en el último partido de Liga jugado en Las Palmas y gracias a un gol de Calleja, que le dio los dos puntos. Era un aviso, que ya no pilló a Mortimore en el banquillo, sino de nuevo a Buenaventura. El mismo que una temporada más tarde sufrió en otra isla canaria, esta vez en Tenerife el mamazo de la promoción, y el descenso anunciado del Betis a Segunda División.
Y es que el equipo se iba quedando poco a poco sin jugadores estandarte, como fue el caso de Calderón, Hadzibegic o Parra. Los sustitutos que se buscaban no llegaban a cubrir sus huecos, incluso se contrataron extranjeros como Meade o Fantaguzzi, que apenas se vistieron de verde y blanco. En la temporada 1988-89, junto a un portero de garantía, que había sido campeón del mundo con Argentina, Neri Pumpído, se fiché a jugadores que estaban en la recta final de sus vidas deportivas. Contrataciones a destiempo y caras a la luz del resultado final. Ni Eusebio Ríos, a quien se le quebré prontamente la confianza, ni su sucesor Cayetano Re, ni otra vez Pedro Buenaventura pudieron remediar un descenso que abría las puertas del cataclismo: el presidente Martínez Retamero, confiado en que el fatal desenlace no llegaría, huye del palco de honor del Villamarín porque le chillan, pero se encierra en los vestuarios de los campos lejanos mientras el equipo juega los partidos finales. El segundazo significa inmediatamente la dimisión de Retamero, que deja en el sillón a su opositor, Hugo Galera, que se encuentra con un club en ruinas, con un equipo en Segunda División y con una Junta directiva de «salvación nacional» o de unidad antirretamerista si lo quieren.
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LA RECONVERSION
Hay que afrontar, pues, la crisis deportiva y no descuidar la económica, lo que es poco menos que imposible. Todo camino de solución pasa por devolver al equipo a Primera División y recalificar el estadio Benito Villamarín, yéndose a jugar a la Cartuja, a los terrenos de la Expo-92.
Con apuros y sufrimientos, se consigue el ascenso a Primera División. Juan Corbacho es destituido pocas jornadas antes de recoger la cosecha; los nervios estaban a flor de piel porque el Español acechaba y el equipo no andaba demasiado fino. Cardeñosa cogió el relevo y rematé la faena. La situación de la tesorería apenas si da para rescindir contratos anteriores como los de Rincón, López Ufarte y Fantaguzzi y fichar al defensa León, al soviético Neiman y a Oliveira, estos dos apenas si jugarán un rato. La única operación comprometida que se hace es el fichaje de Mel, que resulta ser el máximo goleador de la categoría.
La tarde de la jornada 37, empatando con el Sabadell en Villamarín, con el miedo metido en el cuerpo y gracias a la victoria del Xerez Deportivo sobre el Coruña, el Betis sale del campo con lágrimas en los ojos... La vuelta a Primera ha llegado aunque haya costado muchas penalidades.
También se queda, aclamado popularmente la tarde del ascenso, Hugo Galera, cuya intención era estar sólo hasta el final de la temporada. La tarea que tiene por delante no es fácil: sanear al club, convertirlo en sociedad anónima, relanzarlo deportivamente y curar las heridas que en lo social provocaron las dos últimas temporadas del mandato anterior.